viernes, 11 de abril de 2008

El inmigrante: El camino que nunca termina





A veces uno no aprecia lo que tiene porque no tuvo que luchar ni esforzarse por ello. Pero cuando uno cae en la necesidad por cualquier sea el motivo, es ahí cuando nos damos cuenta de la “garra” que hay que tener para poder seguir adelante en todos los aspectos de la vida, para poder vivir mejor.

Es aquí donde el inmigrante juega el rol principal, donde se arriesga y lucha por sus objetivos, apostándolo todo al viento. La única certeza que tienen es la esperanza que acarrean al hombro y la imagen de su familia en su mente.

Experiencias de vida hay buenas y hay malas, pero el camino que tienen que recorrer los inmigrantes en ambos casos es el mismo. ¿De qué dependerá el lograr el éxito y ese preciado objetivo? Algunos viajeros dicen que si supieran la respuesta a esta interrogante todo sería más fácil. Sin duda los riesgos al recorrer ese camino serían menores y todo sería algo más seguro, pero a lo mejor ese esfuerzo no valdría lo mismo ni sería lo suficientemente valioso como para poder apreciarlo y aprender de él.

LA LLEGADA DE LOS PALESTINOS A CHILE

Ciudadanos de muchos pueblos fueron integrándose a América desde los inicios de su historia y contribuyendo al mestizaje que conforma su población.
A fines del siglo pasado y en las primeras del presente, impulsados por la ansia de libertad y el legítimo propósito de no servir bajo banderas de los imperios que los subyugaban, vinieron representantes de varias naciones y en especial los palestinos, llamados con el nombre genérico de árabes. Su audacia se puede medir con algunos detalles:
Iniciaban una aventura en un mundo donde los llamados números “árabes” no eran precisamente los usados por ellos y hasta el alfabeto les era ajeno. Debían aprender no sólo el idioma, sino también a leer y a escribir.

Los inmigrantes habían visto en América Latina una tierra favorable para proseguir sus vidas en paz, sin más empeño que la laboriosidad y la buena voluntad. Pero este lugar era muy vasto y muchos fueron a dar al más austral de sus países. Como aún no existía el Canal de Panamá, arribaban a Buenos Aires y el paso obligado era por Mendoza y por esto debían atravesar la cordillera.

De la inmigración proveniente del oriente medio, la mayoría en un 80% estaba compuesto por ciudadanos de origen palestino; un 15% sirios y un 5% de origen libanés. Por una ironía fueron llamados “Turcos” en todo continente, en circunstancias que Palestina estaba sometida a la dominación turca, encarnada en la figura del autócrata otomano Abdul Hamid II (1842-1918).
Aquellos ciudadanos provenientes de Palestina que arribaron a Chile, el país que parecía más lejano en el globo terráqueo, pertenecían a una de las regiones del mundo más importantes en la historia y cultura humana. Esa es Tierra Santa para los fieles de tres grandes religiones monoteístas: Judaísmo, Cristianismo e Islam.

Luego Palestina fue el campo de batalla entre las fuerzas turcas y las británicas en el curso de la primera guerra mundial, siendo ocupada la región por los británicos entre 1917 y 1918. El 2 de noviembre de 1917, el ministro de Asuntos Extranjeros de Gran Bretaña, James Balfour, le envía a Lord Rothschild una declaración donde afirma que “ el gobierno de su majestad ve de un modo favorable el establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, como no los perjudican los derechos y la situación política de que disfrutan los judíos en todos los países”.

Se fue sucediendo una serie de circunstancias adversas que no favorecieron al pueblo palestino. En 1936 la población árabe de Palestina mantuvo una huelga general de seis meses, al tiempo que estallaba la rebelión palestina armada y prosiguió hasta 1939, siendo aplastada por el ejército británico.

Una comisión real británica recomendó la partición del país en 1937, a lo cual se negarón los árabes que constituían más de los dos tercios de los habitantes. Para los británicos se tornó imposible la intervención en el país y después de la segunda guerra mundial, transfirieron la competencia sobre esta cuestión a las Naciones Unidas. La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas acordó dividir a Palestina en dos estados, árabe y judío, el 29 de noviembre de 1947 con el voto a favor de los EEUU y de la Unión Soviética. 25 Estados votaron a favor; 17 se abstuvieron; tres estuvieron ausentes; 13 Estados, en su mayor parte árabes y musulmanes votaron en bloque contra la resolución de la partición. Ésta no obtuvo la mayoría absoluta que requería, pero de igual manera fue impuesta. El 19 de marzo de 1948, EEUU presentó ante el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto para suspender las actividades que conciernen a la resolución. El Consejo de Seguridad lo adoptó por unanimidad, pero no se llevó a cabo. Los británicos se retiraron definitivamente a partir de 1948. El 14 de mayo de ese año se proclamó el Estado de Israel. En el posterior transcurso del tiempo, el territorio palestino fue escenario de muchas guerras civiles e internacionales.

Este año se cumplen 110 años de la llegada del inmigrante palestino. Desde antes de aquél tiempo Chile aún vivía de las cuantiosas entradas provenientes de la industria salitrera. Pero pronto esta industria tendría una gran caída con la intervención del salitre sintético. No es casual antes entonces que algunos inmigrantes iniciaron sus actividades en ciudades, oficinas salitreras y poblados del Norte Grande, y ya en 1907 el censo consignaba mil setecientos ciudadanos de ese origen entre Arica y Copiapó.


ESFORZADOS POR NATURALEZA

El desierto más árido del mundo no los asustó, pues estaban acostumbrados a una tierra donde escasea el agua y hay que enfrentar rigores, Sin embargo la mayor parte se radicó en Santiago, Valparaíso, Talca y otras ciudades del centro sur del país.

Una de las características de estos inmigrantes era la tolerancia, la ausencia de todo afán hegemónico o de imponer su criterio. Los primeros 20 o 30 años los emplearon en adaptarse al país, conocer sus costumbres, aprender el idioma y dedicarse a un arduo trabajo, identificándose con el destino de Chile.

Sobre todo se dedicaron al comercio para proveer del sustento a sus familias y educar a sus hijos. Pero este comercio poseía una singularidad: así como los franceses traían seda de China, los recientes inmigrantes ofrecieron mercaderías de gran consumo popular. Muchos ejercieron el oficio de comerciantes ambulantes e iban de oficina en oficina llevando productos que no ofrecían las pulperías: negocios de las empresas salitreras donde el trabajador debía comprar obligatoriamente. Otros instalaron un bazar con un amplio surtido de mercaderías.

Dicen que la palabra falte viene del verbo “faltar”, porque el vendedor le decía al comprador: “aquí le traigo lo que le falte; encargue lo que falte”. Pronto este vendedor y los bazares de convirtieron en predilectos de las dueñas de casa, ahí podían encontrar ropa interior para toda la familia, telas, calzado, utiles de costura, de aseo, juguetes y accesorios diversos; además, sus caseros tenían buena voluntad para conseguir los encargos.

Poco a poco estos comerciantes fueron estableciendo negocios y sucursales, Es aquí como un próspero tendero de Iquique, llegado en 1925 adquirió propiedades en Huara y San Antonio. Otro llegado en 1906, abrió su tienda en Antofagasta y pronto tuvo sucursales atendidas por palestinos en Baquedano, Sierra Gorda y Pampa Unión. Un comerciante originario de Monte Líbano vendía géneros, relojes y ferretería en Antofagasta y además recorría la región minera.

Ninguno de estos comerciantes se limitó a esperar que la clientela acudiera hasta ellos, sino que no vacilaban en ir hasta el cliente, casa por casa si era preciso. Este empeño dio frutos; es así como según estadísticas del año 1927, las inversiones árabes sobrepasaban los 80 millones de peso, en once mil establecimientos equiparándose a las italianas y triplicando a las yugolslavas. Por cierto, sus actividades fueron abarcando toda la geografía de este largo territorio. También hicieron sus primeros avances en la industria, comenzando con la textil. Al mismo tiempo, se desarrolló el comercio en zonas urbanas como Valparaíso, la capital y otras ciudades.

En Santiago, por allá por los años treinta a los cuarenta, la calle Rosas al llegar a Veintiuno de Mayo se había convertido en centro de comerciantes al por mayor el cual acudían representantes de todas las provincias a proveerse de más variado conjunto de mercaderías para surtir los locales de sus ciudades. Era famoso el hotel “Majestic”, donde los “paisanos” alojaban y además podían contar con un restaurante de comida árabe, sin tener mayores dificultades con el idioma.

Muchos de los descendientes siguieron el camino de las profesiones liberales, principalmente derecho y medicina, de acuerdo con la inclinación de esa época, sin cesar de integrarse a su patria de adopción de sus padres.
Luego fueron abrazando otras carreras que requerían estudios superiores. No vacilaron en participar en todas las actividades de la vida social y pública, aportando no sólo en las más variadas profesiones, sino también en la diplomacia, el parlamento y los ministerios.

Entrevista a un inmigrante: (nota: aquí se guardó la identidad de la fuente)

- ¿Cómo nace la decisión de inmigrar?
- Producto de la guerra tuve que inmigrar dejando todo a la suerte de Dios. Lo único que cargaba era la ropa que llevaba a cuestas, puesto que la situación con los Turcos Otomanos era insostenible y no podía perder el tiempo arriesgando el que la situación empeorara aún más.

- ¿Qué fue lo más valioso que traías de tu tierra?
- Me vine en barco, no en uno de los mejores precisamente, pero era lo que me servía para cumplir mi sueño y el de mi familia, encontrar paz.
Traje una foto de mi familia cuando estábamos en Tierra Santa y aún había algo de paz (con los ojos brillantes en lágrimas).

- ¿Por qué Chile?
- Una de las razones para establecernos con el “Hammule” (significa familia en árabe) fue que buscábamos un lugar para habitar, además seguíamos a otros inmigrantes que dejaban su lugar de origen por la misma causa que ellos (seguíamos el flujo migratorio) y por último yo tenía familiares cercanos viviendo allí.
Mi hermano mayor, Gabriel, vivía en San Vicente de Tagua Tagua, fue allí el primer lugar que me acogió.

-¿En qué trabajaste por primera vez?
- Al poco tiempo de llegar a Chile trabajé vendiendo género a caballo y después de años y distintos trabajos abrí un local en Pucón.

Al fin el sueño estaba casi completo…su familia había llegado.
Al ir creciendo las generaciones de su familia, también sus costumbres que ya eran más “achilenadas” pero siempre siguiendo el estilo y conservadurismo de su cultura.

LOS PROBLEMAS

Las ideas que surgen no se llevan a cabo simplemente de la nada, esta travesía no es cosa de escoger a ojos ciegos un territorio y tomar las maletas e irse. El inmigrante tiene que lidiar con muchas barreras al llegar a Chile.

-¿En tu caso cuales fueron esas barreras?
- Lo más terrible era el idioma, no me entendían nada y me tenía que comunicar con señales. Con el paso del tiempo mi familia y yo fuimos adquiriendo los conceptos básicos del español para lograr comunicarnos con los demás. Otro problema era encontrar un lugar para alojar, no sabíamos a lo que íbamos o si es que encontraríamos un lugar digno para quedarnos. A veces pensaba que éramos mirados como bichos raros por los otros residentes, pero al menos teníamos un poco de paz. El dinero tampoco era mucho entonces no podíamos regodearnos.

- ¿Y su apellido podían pronunciarlo?
- (ríe a carcajadas) ¡Les costó mucho trabajo! Imagínate que tuvimos que “chilenizarlo”. No había caso.

- ¿Y con su forma de vestir qué pasó?
- Los chilenos al vernos con una capa, no tan descubiertos pese al calor y nuestras costumbres, por ejemplo, no entendían ciertas formas de actuar de los “paisanos”. Éramos los primeros en comenzar a trabajar y en abrir las cortinas de la tienda y los últimos siempre en cerrarlas.

- ¿En qué trabajas actualmente?
- Tengo un local de ropa interior en el sector de Patronato (famoso por los “paisanos”), aquí muchos inmigrantes árabes, junto con la nueva ola migratoria de coreanos hacemos el comercio para poder vivir y somos muy reconocidos por los productos y la variedad, además ya tenemos artos amigos. Me siento todo un chileno (ríe). ٭

LA GRAN IDEA


La transformación de comerciantes en industriales, despierta nuevas inquietudes en la colectividad y muchos comienzan a preguntarse ¿por qué no tenemos un espacio propio? Es allí cuando nace la idea de un club.
La colectividad ya disponía de dos canchas de tenis en el Sporting Club Palestino, pero para poder fundar instituciones había que disponer de recursos.
Se perdió mucho tiempo en discusiones sin sentido y en general la colonia miraba a quienes les había ido mejor en la industria y esperaba de ellos el ejemplo y la responsabilidad en la iniciativa.
La idea comenzó a plasmarse y con esto se produjo la primera sesión para formar una directiva y darle vida al proyecto. La primera que se formó estaba compuesta por Nicolás Yarur Lolas, presidente; Plácido Musalem, vicepresidente; Salomón Ahués, secretario y Jacob Zagmutt, tesorero.

El presidente Nicolás Yarur entregó la documentación de tesorería, con un monto de 91 mil novecientos pesos, como constaba de una libreta de ahorros del Banco Chile, lo cual permite apreciar la seriedad con la que habían sido echadas las bases.
El 18 de agosto de 1938, la directiva comunicó a la Embajada de Gran Bretaña la constitución del Club Palestino acompaándose la información con la nómina del directorio fundador de la entidad. Este dato histórico muestra cómo el directorio se preocupó de la presencia de esta entidad dentro del concierto internacional.

La inaguración del local social del club se celebró solemnemente con un champañazo en honor a las instituciones amigas, compatriotas, socios y fundadores, al día siguiente se efectúo un banquete para los socios y familiares del nuevo “Club Palestino”. Funcionó en Santo Domingo, colaboraron muchos socios por su buena marcha y convivencia. Esto se demostraba en las gratas fiestas de fines de semana, en las despedidas de solteros, en las bodas y en tantas celebraciones. La gente se sentía orgullosa de su institución y no era para menos, si después de haber llegado de se gran viaje con nada más que las ganas de encontrar la paz, ahora ya tenían una institución que los representaba.

Pese a los preocupantes acontecimientos internacionales,a la vida seguía su curso y el Club Palestino era testigo de despedidas de solteros , uniones matrimoniales, homenaje a nuevos profesionales, fiestas de fin de año y muchas otras iniciativas que revelans salud,alegría y generosidad.

ACONTECIMIENTOS INTERNACIONALES

En la época en que nació el Club Palestino, la humanidad estaba siendo convulsionada por dramáticos acontecimientos mundiales. Una idea de la preocupación de la colectividad por los sucesos de la patria de origen, la da un acontecimiento histórico: el acuerdo del directorio de enviar un cablegrama al Primer Ministro Británico, Neville de Chamberlain, protestando por los presos en Palestina, luego de ponerse de acuerdo con las instituciones árabes del contienente americano. Junto con éste, se toma otro acuerdo: el de despachar sendos cablegramas al presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, a Hitler, Mussolini, Daladier y a Taufick Swaidy, Ministro de Relaciones de Irak, solicitándoles una intervención a favor de Palestina.

En los años que se estaba formando el Club Palestino con sede en Santo Domingo, se produjo la partición de Palestina, lo cual produjo efervecenscia en la juventud. Se realizaron marchas, actos, manifestaciones donde se destacaron los jóvenes Alejandro Hales, Luis Karque, Antonio Salum y otros que pronunciaban elocuentes discursos defendiendo a la posición palestina.
El desarrollo cultural era otra de las preocupaciones del Club que constituyó su propia biblioteca y saludó en todo momento a sus intelectuales. A medida que el tiempo avanzó, la colectividad también creció y por lo mismo la sede de la institución se cambió a Las Condes, el año 1955 (donde se ubica también hoy en día).

Hoy no para todos los socios y visitantes de los acogedores espacios del Club Palestino, en Avenida Kennedy 9351, está clara la historia de sun sueño hecho realidad. Pero no sólo los socios disfrutan de la belleza y la comodidad de la institución, pues instituciones y empresas de reconocido prestigio demandan sus salones para realizar muy interesantes actividades.

Los nietos de Santo junto a sus hijos tienen la suerte de poder disfrutar de lo que un día fue una osadía y un sacrificio que tarde y con mucho esfuerzo por parte de los inmigrantes pudo dar fruto.
“ Cada vez que llevo a mis hijas Cinthya, Nicole y Macarena al estadio me lleno de orgullo, el lugar es precioso y es emocionante poder ver como las generaciones de mi familia y muchos otros palestinos han crecido dentro de Chile. La aceptación ya es de un ciento por ciento y el sueño ya está cumplido”, Samia Zerené Z. (nieta de Santo).

El Club Palestino no es la única institución que representa a la colectividad árabe-palestina. Existe el Colegio Árabe, la Asociacion Belén 2000 y hasta un
propio equipo de fútbol, entre otras.
“El Colegio Árabe no es resultado del azar ni del destino, sino más bien de la visión y anhelo de un grupo de visionarios inmigrantes de origen árabe, que buscaban transmitir los valores y tradiciones más fundamentales a sus descendientes. Con el correr de los años, las generaciones se han integrado a la nación que los acogió. Tal como es nuestra gente, abiertos a la comunidad, el colegio abre sus puertas a todas las familias que comparten nuestro proyecto educativo”; René Salamé Martín, Presidente de la coorporación Colegio Árabe.


Además existen distintos medios de comunicación como “El Aldamir” (en español “La Conciencia”) y el periódico “Mundo Árabe”, que están a disposición de esa colectividad.


El ESTADO PALESTINO

El 15 de noviembre de 1988 se produjo un acontecimiento que conmovió a toda la colectividad, porque la Organización de Liberación Palestina (OLP) proclamó el nacimiento del Estado Palestino. El 2 de abril de 1989, el consejo Nacional Palestino eligió de presidente a Yaser Arafat, hoy fallecido.

Hoy en día la población de inmigrantes palestinos en Chile es la mayor de América Latina. Prácticamente se sienten más chilenos que muchos de lo que realmente lo son y están sumamente agradecidos de la acogida que les dieron. Y como dice Santo “el que reniega de su origen, no tiene origen. No es nuestro caso”.


EL CASO PERUANO

Es un tema controvertido, puesto que no sólo los llamados “paisanos” fueron prejuiciados en su minuto, los inmigrantes del país vecino también tuvieron que pasar por eso. Las razones de llegar acá eran casi las mismas que las de los palestinos, buscar mejores condiciones de vida para su familia.
Pero el precio que tuvieron que pagar fue alto y algunos hasta el día de hoy sufren la discriminación de los chilenos, porque vinieron desde el otro lado buscando trabajo y “arrevatándoles” las oportunidades de trabajo a los nacionales, como argumentan algunos.


ENTREVISTA



José Rosas:
“Me miraban en menos por ser peruano”
José Rosas es de Lima y llegó a Chile en 1985. Es soltero y actualmente trabaja como cargador de mercaderia para una empresa en Recoleta. Pero el camino que recorrió para estar como está ahora no fue simple. Luchó contra los prejuicios de los chilenos y busco demostrarles a cada uno de ellos quién es realmente.

- ¿Qué buscabas en Chile?
- Necesitaba ganar más dinero, porque allá no nos alcanzaba para toda la familia. Quería tener mejor suerte que mis papás.

- ¿Por qué escogiste este país?
- Era un lugar cercano a mi país que era de fácil acceso y podía fácilmente ir a ver a mi familia cada cierto tiempo, así no tendría que viajar grandes distancias y perder dinero que no tenía.

- ¿Cómo se portaron los chilenos contigo?
- Mire la verdad al comienzo me sentí un poco mal porque sentía que me miraban en menos por ser peruano, como si les estubiera robando algo o no sé. Yo al igual que ellos he trabajado por las cosas que tengo, nada ha sido gratis y sé el esfuerzo que se requiere para luchar por lo que uno quiere.

- ¿Y tus jefes?
- No la mayoría se portó bien y era muy respetuoso conmigo, no eran prejuiciosos. Algunos sí, pero al comiezo cuando recién llegué a Chile y empecé a trabajar en cosas pequeñas donde no tenía un contrato y me pagaban por horas.




- ¿Tu familia te apoyó para venir acá?
- Mi mamá al principio no quería es que es muy “querendona” con sus hijos. Mi papá si me dejaba y no tenía problema, de a poco lo fueron aceptando pues el venir a Chile era una necesidad, no una intención por diversión.

- ¿Has visto algún cambio en la sociedad chilena a la hora de tratarlos?
- Sí, no sé si es porque siguen teniendo una buena educación o porque como ya llegamos tantos acá ya se acostumbraron (ríe). Hoy las relaciones son buenas dentro de todo, yo creo que hasta cuando se juega fútbol se pone más en riesgo una pelea que por otra razón mayor. (Finaliza sonriente). ٭



Palestinos, peruanos o de la nacionalidad que sea que tengan los inmigrantes y vengan de donde vengan, merecen ser respetados como todo ser humano. Su camino recorrido para alcanzar la felicidad y esa paz tan preciada no ha sido fácil y para algunos aún no termina. Ahora todo puede estar bien y no nos falte nada en ningún plano de la vida, pero no sabemos lo que nos depara el futuro. Mañana quién sabe, quizás también puedas ser un inmigrante que busque su propio camino.