miércoles, 25 de abril de 2007

"La Terrorista"


Tengo 80 años y nunca me ha gustado contar acerca de mi vida, tal vez porque desde pequeña me enseñaron la virtud de la discreción.
Pero estoy muy decidida a contar mi historia, porque se parece mucho a la de la gente de mi tierra, esa gente ya no puede contar la suya.
Se preguntarán por qué, a mi edad me pongo a escribir, pues bien, no tengo nietos a quien besar, vivo en este asilo asilo desde hace años y mi única compañera es mi soledad y mis recuerdos.
Pronto va a llegar la hora de que me reencuentre con los que tanto amo tengo la esperanza de que cuando la enfermera entre a mi habitación a cerrar mis ojos, encuentre este cuaderno y lo lea, o lo lea otro, no importa quien, pero lo que se deseo es que alguien conozca, mi historia:
Aún recuerdo ese día. ¿Qué mujer puede olvidar el día en que nació su hijo? >
- le grité a mi marido con desesperación mientras me llevaba al hospital esa mañana de noviembre. > . Fue un parto duro, pero valió la pena; el bebé, estaba sano, era hermoso, y lo más importante: era nuestro. Yubrail y yo decidimos llamarlo Fuad, luego de discusiones similares a las que tuvimos camino al hospital. Vivíamos en una pequeña casa en Beit Yala, no teníamos grandes cosas (nadie puede tenerlas estando bajo el yugo judío), pero éramos felices.
Todos los días agradecíamos a Dios el poder amarnos. Eso no nos lo podían quitar los judíos, ni sus tanques. En esos tiempos me sentía una mujer fuerte, me creía la más fuerte del mundo porque tenía a Yubrail y a Fuad conmigo. Pero cuando celebrábamos el cumpleaños número cinco de nuestro niño, todo cambió. > >. .
- mientras preparaba la comida de ese día...mi marido no llegó a almorzar. Angustiada llamé, a cada uno de sus amigos para saber si lo habían visto, pero nadie sabía nada. Pensé que tal vez había tenido algún problema y traté de clamarme, pero las horas pasaban. A las 8 de la noche tocaron a mi puerta. Era un vecino.
Jamás olvidaré la expresión de su rostro cuando me dijo: "está muerto".
Terminó de decir llorando. Yo lo miraba atónita, ni podía ser cierto, no. "Él debía de haberse equivocado". Simplemente murmuré, con voz casi imperceptible.
Mientras terminaba de decir esta frase, los hombres del pueblo trajeron el cuerpo de Yubrail a mi casa. Sólo entonces, sentí como una espada me era enterrada, no una sino mil veces. Sentía mis lágrimas correr como gotas de sangre que se confundían con la sangre de mi esposo. Tomé su mano entre las mías, esa mano que había sido mi consuelo y mi refugio, esa mano que cargaba a nuestro pequeño y que traía el pan a la casa, esa mano estaba ahora fría, distante. Le saqué el hatta manchado de rojo del cuello y lo guardé, como el tesoro más grande del mundo. Sería el regalo de cumpleaños de mi niño algún día; ese hatta que reflejaba la esencia de su padre, y tenía impreso el nombre de Palestina. No pude evitar que Fuad viera a su padre así, sólo dio un grito y se aferró a mis rodillas con toda su fuerza que se lo permitían sus manitos.
Nos quedamos así, abrazados largo rato. A Fuad no sólo le quitaron a su padre, le quitaron toda la niñez, Pasó a ser un niño-adulto, como la mayoría de los niños palestinos, que apenas abren los ojos al mundo, los abren al dolor, la humillación y la muerte, y esos mismos grandes ojos, luminosos, de largas pestañas, son cerrados muy rápidamente por los israelíes. En el cumpleaños de Fuad, le entregué el hatta de su padre. Yo no lo había vuelto a sacar del cajón si a mencionar desde aquel día, hacia ya diez años. Mi hijo me abrazó, ya no las rodillas, esta vez apoyó la cabeza sobre mi corazón A los judíos nos les bastó con arruinar nuestras vidas, tenían q EXTERMINARLA, tenían que pisotear nuestras almas hasta quitarles la última gota de alegría (si es que había algo de ella), no les bastaba con demoler nuestras casas, ni con destruir nuestros campos (como lo siguen haciendo en este mismo instante, mientras yo escribo).

Una mañana mataron a mi única razón de vivir, mataron a Fuad y mataron toda mi fuerza, toda mi esperanza en la raza humana junto a él. Durante noches rogué a Dios que me llevara a mi también. Cada vez que veía un soldado judío, le suplicaba que me diera un tiro, creo que no lo hicieron para que mi espíritu agonizara lentamente.
Por años pensé que me dejaron viva solo para alimentarse de mi dolor, de mis heridas, sentía como me devoraban de a poco, en trocitos…Llegué a América huyendo de los recuerdos.Trabajé por años en la tienda de un compatriota que llegó antes que yo. Con el dinero que logré juntar, es con el que estoy pagando este asilo, en donde mis días se consumen.
No puedo perdonar, ni siquiera lo he intentado. Perdí la capacidad de amar, de llorar o de reír, al menos eso creo. Veo las noticias casi todas las noches, con mis compañeros de cuarto y cuando escucho qué llaman “Terrorismo”, me río...: ¿A luchar por lo que es nuestro? ¿A exigir lo que es justo? ¿No somos acaso seres humanos? ¿ACASO EL MUNDO ESTÀ CIEGO Y NO VE QUE NOS ESTAN EXTINGUIENDO?

Si ser terrorista es gritar al mundo que mi pueblo esta muriendo.
Si ser terrorista es luchar porque mis niños tengan una niñez y un futuro. Entonces, no me importa que me llamen terrorista, es más me enorgullece. Pero que quede claro, que no son los judíos lo seres justos y racionales que deben soportarlos , sino que son los Palestinos, los que debemos soportar con piedras y con sangre brutalidades judías, las hipócritas y reiteradas acciones de los sionistas del mundo.Como dije antes, yo no perdono, pero tampoco culpo a los niños judíos, víctimas inocentes del odio de sus padres, que le enseñan a sus hijos que los Palestinos somos los terroristas, que atentamos contra (ficticio demás está decir).Cuando rezo y pido a Dios por Yubrail y Fuad, también pido por esos niños judíos, para que algún día ellos abran sus ojos de verdad y se den cuenta de quienes son los verdaderos asesinos. Yo por mi parte no tengo nada más que agregar, sólo que sobre mi lápida, no quiero que escriban mi nombre, aquí no hay nadie que me vaya a recordar, solo quiero que escriban:

"AQUÌ YACE UNA TERRORISTA, Y FUE TERRORISTA SIMPLEMENTE PORQUE LUCHÓ POR EL DERECHO DE SU PUEBLO: PALESTINA".