viernes, 27 de julio de 2007

Mi Culpa










Pusiste los explosivos junto a tu piel,
como el tesoro más preciado,
queriendo olvidarlo todo,queriendo apagar el fuego que te quema por años,
pensando en cómo tu voz no es escuchada,
tal vez tu sangre sería oída,
las heridas de tu Pueblo,
algo más limpias,
un poco más cerradas.

Y los dedos fríos de la muerte,
sobre tu gargante blanda,
te parecen más dulce que el zumbido de las balas,
esas que apagan vidas,
esas que nadie calla.

Y quieres cerrar los ojos para no ver más la miseria,
las preguntac ongeladas en los rostros,
las huellas de desgarro en tantas almas.

Y no escuchar más tu voz interna,
las dudas que no paran,
los sueños que nunca fueron,
porque te arrojaron tu sentencia en la cara,
te declararon culpable
de ser hijo de la Intifada,
de ser hijo de la muerte de ojos grandes,
de tener padre con calidez en la mirada.

Te acusan de ser árabe,
de haber nacido sonriente en medio de la nada,
de tener piernas fuertes, sangre pura,
alma blanca.

Y yo tambien te he condenado,
mi silencio es parte de tu sentencia,
mi indiferencia,
tu llaga.

¿Por qué ni grito tu nombre a los sordos?
¿Por qué no te menciono en cada una de mis plegarias?
¿Cómo puedo dormir entre sábanas blancas,
cuando tú duermes sobre piedras,
cuando la angustia es tu almohada?

Hoy, los perros salvajes te encontaron,
tomaron tu cuerpo y lo encerraron en una jaula,
los polvos mágicos no funcionaron,
tu sangre no gritará nada;
la muerte llegará pronto,
o tal vez su paso lento no sea sentifo,
en medio de los muros,
en el cementro frío, en el trato de los perros,
en el foso del olvido.

¿Y que hago yo con tu nombre?
¿Acaso no puede gritar mi sangre lo mismo que la tuya?
¿Por qué no digo tu nombre?
¿Por qué no menciono tus derechos?
¿Por qué mi silencio es cómplice de los perros?
y este silencio me mata.
Mi conciencia será la daga,
que me hará la herida,
que marchitará mi alma.


Nur saleh Abu Janyar.